martes, 26 de enero de 2016

Calabazas Horror Cósmico en Lektu

Buenas noticias, por fin aparece en formato digital Calabazas en el Trastero 12: Horror cósmico, con mi relato Las estrellas están en posición y doce más de autores no menos interesantes y atractivos. Y por sólo dos euros, no diréis que es caro .

Las estrellas están en posición, de evidente ambientación lovecraftiana, fue el primer relato que publiqué y es ahora el segundo en aparecer en ebook tras La Voz de la razón, que vio la luz en Visiones 2012 y también se puede conseguir en Lektu.

Parece que la digitalización del mercado editorial va lenta, pero al menos avanza. Y en eso me consta que Saco de Huesos está haciendo un importante esfuerzo, dentro de las limitaciones de una editorial pequeña.

Por cierto, el siguiente número de Calabazas en el Trastero, el dedicado a las Máscaras (tema fascinante), debe de estar a punto de salir y también contiene un relato mío. Espero poder dedicarle pronto una entrada en este blog. Hasta entonces, os dejo con los temores innominados del Horror cósmico.

Calabazas en el Trastero: Horror Cósmico
Varios autores. Saco de Huesos, 2012. 270 págs, 2€.

jueves, 21 de enero de 2016

Documentarse sobre los años 20

Este es un artículo un poco diferente, voy a recomendar un par de libros para realizar una labor de documentación, en este caso sobre Estados Unidos en los años 20. Es una época fascinante llena de bonitos arquetipos: gángsteres, flappers, detectives privados, la Prohibición, el crack de la bolsa… y, si sois como yo aficionados a Lovecraft, con el añadido de aterrados investigadores que descubren horrores de más allá del espacio y el tiempo. Pero si uno se pone a escribir algo ambientado en la época, los conceptos generales se quedan cortos y necesita echar mano de esa labor tan temida: documentarse.

En estos tiempos Internet ofrece un abanico de información gráfica y textual impresionante, pone a nuestro alcance lo que antes sólo era posible teniendo a mano una buena biblioteca pública e invirtiendo mucho tiempo. Aprovechemos esos recursos, por supuesto. No obstante, para «empaparse» bien de una época o lugar determinados, me temo que lo mejor sigue siendo un libro dedicado a ello, y recurrir luego a otras fuentes para detalles específicos y resolver dudas.

Only Yesterday

El libro de referencia para la época que nos interesa hoy es sin duda Only Yesterday, de Frederick Lewis Allen. Lo veréis recomendado por todas partes y, por una vez, la opinión generalizada acierta. Es un texto ameno e ilustrativo, que transmite muy bien el feeling general de los locos años 20 e hila los temas con naturalidad mientras avanza en la década. Ha habido multitud de ediciones, seguro que encontráis alguna barata y reciente.

Una característica muy particular de este libro es que fue escrito en 1931 (de ahí su título), justo al principio de la Gran Depresión que puso punto y final a la llamada «era del jazz». Es decir, que refleja de forma directa lo que la gente consideraba más relevante de su propia época. Puede que para un historiador esto sea un problema, puesto que Allen deja de lado algunos aspectos que con el paso del tiempo se revelarían importantes, pero para nuestro objetivo es ideal, porque esos temas son justamente los que más preocuparán a los personajes de una historia.

El libro, por supuesto, no carece de pegas. Allen escribía desde un punto de vista culto, urbano, progresista y en general optimista respecto a su sociedad (la 2ªGM ni siquiera asomaba en el horizonte), lo cual está muy bien pero es a veces demasiado «rosado» y pasa de puntillas por muchas de las miserias y crudezas de la vida cotidiana. Aun así, 100% recomendable.

Only Yesterday, Frederick Lewis Allen.
Harper, 2010. 352 págs, 15$.

New World Coming

Si queremos ir más allá, una opción lógica sería New World Coming, de Nathan Miller. Este libro nació precisamente para paliar los puntos débiles de Only Yesterday y aportar solidez documental a ese cuadro típico de los años 20. Y la verdad es que como complemento es estupendo, por ejemplo en su análisis de la situación de las minorías y las mujeres, aspectos que Allen obvia, o en su mirada crítica a figuras idealizadas de la época, como el presidente Wilson. Se fija también en la cultura popular y las condiciones de vida de las clases medias y bajas, muy útil para dar vida a los personajes.

Pero no me parece suficiente para que este libro se sostenga por sí solo. Miller pierde algunas de las virtudes de Allen. Por ejemplo, al tratar de ser preciso y no generalizar, se centra demasiado en personas puntuales (especialmente políticos, escritores o industriales) y se diluye esa visión del «hombre común» que Only Yesterday transmite tan bien, aun cuando sea en parte subjetiva. Es, en ese sentido, un libro más de historia y menos de divulgación, y aunque tampoco puede decirse que se haga pesado sigo recomendando empezar por el anterior.

Existen igualmente varias ediciones de New World Coming, los datos y las portadas que muestro corresponden a las que yo poseo.

New World Coming, Nathan Miller.
Scribner, 20103. 352 págs, 15$.

Encontraréis, por descontado, muchos otros libros sobre los años 20 en el mercado, la mayoría centrados en aspectos específicos de la sociedad o en ciertos países y ciudades, pero para empezar y hacerse una idea general, estos dos me parecen más que suficientes. Si interesa el tema (que no creo), trataré de ampliarlo en un futuro incierto.

domingo, 10 de enero de 2016

La Lotería (1948)

Me gusta analizar cuentos cortos que fueron influyentes en su momento, y creo que se debe a varios motivos. El primero es que se trata de algo factible: estudiar la génesis y el impacto de una novela es una tarea ingente, pero con un relato suele resultar sencillo. Otro motivo esencial, por supuesto, es que considero que el relato corto es seguramente la forma literaria más pura y que menos ha variado desde el comienzo de la historia escrita (no voy a entrar en discusiones, pero sí, soy de esos que prefieren antologías a novelas tochas). Y hoy me voy a dedicar justo a eso.

Uno de los relatos de terror que más impacto causó en el siglo XX fue The Lottery (La lotería), escrito por Shirley Jackson en 1948 y publicado ese mes de junio en la popular revista The New Yorker. Actualmente Jackson es famosa sobre todo por su novela de 1959 The Haunting of Hill House, paradigma de las historias de casas encantadas, pero a finales de los años cuarenta era una autora apenas conocida, que vendía sus relatos a revistas cuando podía y acababa de terminar su primera novela.

The Lottery (de apenas 3500 palabras) se desarrolla en un pequeño pueblo estadounidense sin identificar, donde cada año se celebra una lotería. Se da a entender que esta es una costumbre antigua y bastante común en su sociedad. Ahora bien, creedme cuando os digo que no os gustaría ser agraciados en este sorteo…

Hasta cierto punto es un misterio cómo llegó a publicarse algo así en el New Yorker. Al agente de Jackson no le gustó la historia, y tampoco demasiado al editor de la revista, pero todos parecieron coincidir en que poseía alguna cualidad especial que merecía la pena. La reacción del público no se hizo esperar, y en un principio no fue lo que se dice positiva. Como ocurrió con ¿La dama o el tigre?, los lectores inundaron la redacción de cartas airadas; algunas insultantes, otras meramente escandalizadas y muchas extrañadas. ¿A qué venía ese relato? ¿Qué quería decir, es que acaso ocurrían cosas así en algún lugar, o sólo trataba de burlarse de sus lectores? ¡Una revista seria no debería publicar ese tipo de historias tan poco edificantes, estamos muy ofendidos!

Estrictamente hablando, el relato no contaba nada que no hubiera aparecido ya, y de formas mucho más crudas y sádicas, en décadas previas (por ejemplo en la novela gótica o en las revistas pulp de terror). Si acaso, su originalidad estriba precisamente en la forma tan cotidiana, tan costumbrista incluso, que tiene Jackson de contarlo (antesala del estilo que luego perfeccionarían autores como Stephen King). En ese aspecto, The Lottery retrata deliciosamente a la clase media americana de su época, cuadro al que añade un toque de despiadada crueldad que sólo se va notando poco a poco, hasta que el lector empieza a ser consciente de que algo va mal, muy mal. Pero me parece que esto por si sólo no explica su éxito.

Opino que cuando un relato causa un efecto tan intenso en la sociedad, no se debe sólo al proyectil (es decir, al relato en sí) sino al impacto: golpea donde más daño podía causar. Situémonos en los Estados Unidos de finales de los años cuarenta. La Segunda Guerra Mundial ha terminado, el país es una incontestable superpotencia dentro de la naciente Guerra Fría, y en cada casa todo debe ser perfecto. Pensad, aunque sea adelantarnos unos años, en la clásica imagen de los años 50 a lo Doris Day: familia ideal en una casita con jardín, esposo sonriente que lee el periódico y fuma en pipa, ama de casa que lo tiene todo impecable y encima cuida su línea, niños que parece que nunca han roto un plato, etc. Hasta el perro se porta como debe.

Y en mitad de eso, cae The Lottery. Y no de cualquier forma, sino ante un público que no se esperaba para nada algo así, que nunca había leído obras de terror (salvo quizá las más clásicas) y que creía firmemente que la literatura sólo debe servir para ennoblecer el espíritu humano. Boum. Al aparecer en una revista tan sofisticada y urbanita como The New Yorker, Jackson logró el sueño húmedo de cualquier escritor de terror: que un montón de gente mentalmente virgen leyera un relato de terror sin saberlo. Si el texto aún hubiera comenzado de forma ominosa y siniestra podrían haberlo visto venir (y seguramente habrían dejador de leer), pero como hasta casi el final es todo tan… normal, tan americano, Jackson les sacudió donde más les dolía. A nadie le gusta mirarse en el espejo.

La duda que me queda es si la propia Shirley Jackson era realmente consciente de que acababa de escribir un relato de terror enormemente crítico (hasta despiadado) con la sociedad en la que vivía. Porque de ser así, ¿no habría tratado de venderlo por otras vías más «idóneas»? Pero, claro está, si hubiera hecho eso su influencia sobre la literatura posterior no habría sido ni de lejos tan intensa. Así que chapeau.

Cuentos escogidos, Shirley Jackson.
Editorial Minúscula, 2015. 163 págs, 18€.